lunes, 7 de marzo de 2016

La bombilla incandescente

La bombilla incandescente

El inventor estadounidense Thomas Alba Edición célebre, sobre todo, por la invención de la bombilla incandescente, escribió en una ocasión qué “para inventar es preciso tener mucha imaginación y un buen montón de cachivaches”. Edison no fue la única persona que invento una versión de bombilla incandescente, entre otros destacados inventores que idearon algún tipo de fuente luminosa basada en la emisión de luz a partir del calor podemos incluir el inglés de Joseph Sean. Sin embargo, se recuerda más a Edison por la combinación de elementos añadidos que contribuyo a desarrollar un filamento de gran duración, un vacío en el interior de la bombilla interior al que otros inventores lograron conseguir y una red de distribución de electricidad que conferiría a la bombilla incandescente una mayor utilidad práctica en edificios, calles y comunidades.


En el interior de la bombilla incandescente, la corriente eléctrica pasa a través del filamento y lo calienta produciendo luz. El recinto vacío del cristal impide que el oxígeno del aire oxide y destruya el filamento incandescente. Uno de los mayores obstáculos que hubo que superar fue descubrir cuál era el material  más adecuado para fabricar el filamento. El filamento carbonizado de bambú de Edison conseguía emitir luz durante más de 1,200 horas. En la actualidad se suelen emplear filamentos de hilo de tungsteno y se introduce en la bombilla un gas inerte, como el argón para reducir la evaporación de material del filamento. La eficacia aumenta retorciendo el filamento que en una bombilla clásica de 60 vatios y 125 vatios de tensión es de 580 milímetros de longitud.
Sí las bombillas se hacen funcionar a voltajes bajos, pueden llegar a ser asombrosamente duraderas. Por ejemplo: “La bombilla centenaria” de un parque de bomberos en California lleva encendida casi interrumpidamente desde 1901. Por lo general, las bombillas incandescentes se empiezan a reemplazar por fuentes luminosas más eficientes (por ejemplo las fluorescentes), fueron el relevo de quinqués y lámparas de aceite – que producían hollín y eran muy peligrosos. – transformando el mundo para siempre.

Fuente: El libro de la Física - Clifford A. Pickover


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